Slave Zero
Autor:
ORD,
15-1-2007
Insulso shooter, canto del cisne de Accolade, cuya versión para la máquina de Sega vio la luz inmediatamente después de su integración en Infogrames.
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Plataforma:
Dreamcast
Tipo
de juego: Acción
Desarrollador:
Infogrames Norteamérica
Editor/Distribuidor:
Sega/Infogrames |
Nº
de jugadores: 1 - 4
Versión:
USA
Año:
1999
Disponibilidad:
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Dentro de 500 años un dictador sediento de poder conocido como SOVKhan se enrocará en la ciudad-fortaleza Megacity S1-9, un enorme complejo industrial y militar desde el cual intenta construir un poderoso ejército de robots gigantes, armaduras de ataque conocidas como Slaves. Los Guardianes, descendientes de un antiguo clan de monjes guerreros, están dispuestos a derrocar a SOVKhan y destruir Megacity S1-9 desde dentro, para ello se han hecho con un Slave y planean acceder con su ayuda a los niveles superiores de la urbe para apoderarse de más embriones de armaduras de ataque y así formar una unidad lo suficientemente poderosa como para batir al tirano con sus propias creaciones.
Durantes los meses previos a su salida este título se jactaba de ser el primer juego en mostrar el novísimo motor gráfico Ecstasy y no se detenían en miramientos a la hora de glosar las virtudes del mismo. Hoy en día ese motor ha caído en el olvido, y si hubiera que juzgarlo por su rendimiento en esta versión habría que añadir que con toda justicia. Lo que se muestra en pantalla no es del todo desagradable, la complejidad poligonal es más bien escasa pero no muy distinta a la que lucían otros títulos de primera hornada, los efectos de luz y las explosiones no desentonan y hasta es posible apreciar las marcas que dejan los tiroteos en paredes y suelos amén de la destrucción de algún que otro edificio, poco realista, eso sí. Lo que arruina el aspecto del juego es una tasa de cuadros por segundo absolutamente atroz, la acción siempre se desarrolla a trompicones, incluso en momentos de poca exigencia, con escenarios más bien cerrados y pocos enemigos, en cuanto la refriega aumenta de dimensiones el espectáculo que proporciona Slave Zero es patético es este sentido. El otro gran fallo que se le puede achacar al apartado visual es que en ningún momento se llega uno a creer que realmente maneja un robot gigante, un desacertado diseño de los escenarios de Megacity S1-9 es culpable en gran medida de esto.
Desde la base los Guardianes una voz femenina dará a la armadura de combate las instrucciones pertinentes a lo largo de cada recorrido, un detalle que es de agradecer aunque la interpretación no esté a un gran nivel al igual que sucede con los diálogos de las escenas intermedias. Los efectos sonoros cumplen con lo mínimo a duras penas.
Slave Zero es el clásico juego de acción en tercera persona, aunque también es posible jugarlo en primera, que busca sumergir al usuario en ensaladas de tiros constantes sin tener, en casi ningún momento, otra preocupación que eliminar sin ser eliminado; para ello el enorme robot que se maneja contará con un lanzamisiles incorporado a su estructura y podrá portar un arma de mano a seleccionar entre una ametralladora y un rifle de plasma. Mientras el desarrollo de las fases se mantiene dentro de esos parámetros, la experiencia jugable proporcionada por el título no se resiente demasiado por sus taras técnicas y, sin llegar a ser nunca notable, se la puede considerar como eficiente, no frustrante al menos. A medida que los últimos niveles comienzan a salirse de esa pauta incluyendo secciones de "plataformeo", se muestran todas las carencias, tanto de control como de cámara que tiene Slave Zero, las cuales impiden tener una mínima garantía de éxito a la hora de realizar los saltos y convierten estos tramos en auténticos suplicios insufribles.
El modo Deathmatch que incluye el GD representa su única opción multijugador y en él se podrán enfrentar hasta cuatro usuarios en diez mapas creados específicamente para tal fin. Una pena que no se haya incluido la posibilidad de sustituir a alguno de los posibles contenientes humanos por bots controlados por la CPU.
Posiblemente de cada cien usuarios que hayan probado Slave Zero, sesenta lo hayan dejado nada más ver su "asombrosa" fluidez, otros treinta al llegar a los niveles donde el control comienza a generar severos problemas y los diez restantes se hayan ganado la categoría de héroe recorriéndoselo de cabo a rabo. Realmente uno de los títulos más desafortunados que vio Dreamcast en los primeros meses de su andadura occidental.
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TÉCNICA
4 GRÁFICOS
3 SONIDO
5
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JUGABILIDAD
5 DIVERSIÓN
6
DURACIÓN
7 |
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Lo
mejor:
Mientras se centra en la acción pura y dura se deja jugar.
Lo
peor:
Horripilante "frame rate". Estética muy discutible. |
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