Testosterona a raudales, marines espaciales, un soldado con una armadura, un conflicto ruso-americano... ¿Caben más clichés en un sólo juego?
Plataforma:
PlayStation 3 Tipo
de juego: Shooter en tercera persona Desarrollador:
Platinum Games Editor/Distribuidor:
Sega
Nº
de jugadores: 1 Versión:
PAL Año:
2010 Disponibilidad:
A la venta en España
Desde finales del siglo XX el ritmo de crecimiento de la población mundial ha aumentado de forma exponencial hasta hasta sobrepasar los 10.000 millones de personas. La escasez de recursos y energía para satisfacer las necesidades de la humanidad lleva a numerosas guerras entre las naciones para poder controlarlos. En estos tiempos inciertos, los Estados Unidos ponen sus esperanzas en el cielo, en la estación espacial Providence, que equipada con un generador solar, envía energía a la Tierra mediante microondas. La Orden de la Estrella de Rusia, una facción del ejército ruso que se ha hecho con el poder en el país mediante un golpe de estado, invade dicha instalación y trasforma el método de transmisión controlada de microondas en una arma de destrucción masiva con la que lanza un devastador ataque contra San Francisco. Tras el mismo, la Orden exige la rendición incondicional de los Estados Unidos, en caso de negativa, repetirán la ofensiva sobre la ciudad de Nueva York. El contraataque americano para recuperar la estación espacial no se hace esperar y centenares de soldados irrumpen en ella acompañados de Sam Gideon, un operativo de DARPA equipado con un exoesqueleto cibernético cuyas capacidades pueden desequilibrar cualquier batalla.
El motor gráfico del juego, una versión remozada del empleado en Bayonetta, consigue reproducir admirablemente las constantes refriegas y tiroteos en los que Sam se ve envuelto, multitudinarias algunas de ellas. La tasa de cuadros por segundo se mantiene bastante estable durante las mismas a pesar de las constantes explosiones, el humo, las chispas y demás; efectos todos ellos muy conseguidos. Los personajes y los decorados presentan una apariencia más que correcta, tanto a nivel de geometría como de texturas. En el debe del apartado técnico habría que anotar lo poco disimulado que está el uso del LOD, pudiendo observar perfectamente como algunos objetos cambian hasta dos veces de modelo a medida que la cámara se acerca a ellos. Tal vez donde se muestra menos sólido Vanquish sea en la variedad de ambientaciones y enemigos. El ejército de robots rusos que ocupa la colonia está conformado en su mayoría por tres o cuatro diseños individuales distintos, a los que se les aplica ligeras variaciones para aumentar el número de clases; mientras que los escenarios son predominantemente las instalaciones científico-militares futuristas, con breves apariciones de autopistas y algún área arbolada.
En lo que al apartado sonoro respecta, Vanquish cuenta con un buen doblaje en nuestro idioma realizado por un experimentado reparto con Alfonso Vallés (Solid Snake en el primer MGS) como voz más reconocible. La banda sonora se adapta bien al ritmo frenético que impone el juego en la mayoría de ocasiones y la contundencia de los efectos sonoros luce sobremanera en campos de batalla repletos de disparos y explosiones.
El juego nos recibe con un tutorial bastante árido y nada disimulado, el bombardeo de conceptos, acciones y movimientos puede abrumar, no tanto al recibirlo, sino al salir al campo de batalla poco después y ver como de buenas a primeras Sam se ve sumergido en un caos bélico donde le llueven proyectiles por doquier. Tras un par de visitas a San Pedro en los primeros compases de partida, es posible que se comience a pensar que tal vez el sistema de control tiene demasiados matices (deslizado, tiempo bala, coberturas, fintas, ataques cuerpo a cuerpo...) como para llegar a explotarlo en su plenitud ante el frenesí de los tiroteos. Nada más lejos de la realidad, en unas misiones el protagonista se convertirá en un auténtico ejército de un solo hombre, capaz de exprimir al máximo las cualidades de su armadura, que es cuando más se disfruta de las batallas. Puede costar un poco el conseguirlo, pero realmente merece la pena.
Durante buena parte del juego Gideon irá acompañado por el iracundo y malencarado Robert Burns y el grupo de marines que comanda. No hay posibilidad de darles órdenes, y su ayuda efectiva se reduce a poco más que dispersar el fuego enemigo y evitar que se concentre en Sam. Al contrario de lo que sucede en otros juegos, estos soldados no son para nada inmortales, y pueden caer heridos en combate y perecer si no son auxiliados con prontitud.
El arsenal disponible en la colonia es considerablemente variado, pero solamente será posible portar tres de ellas simultáneamente. Debido al sistema de mejora de las mismas , se premia mucho la fidelidad a una misma terna. Esta elección marca bastante el tipo de estrategia a desplegar, debiendo seleccionar con cuidado cuales serán las habituales compañeras de Sam. Ametralladoras, escopetas, fusiles de francotirador, lanzacohetes, proyectiles guiados por láser, esferas de plasma... La diversidad es amplísima y se adapta a casi cualquier apuesta táctica: ataques cercanos y de amplio radio o lejanos y precisos, gran potencia de fuego o bien generoso cargador; la elección es por completo del usuario. Es realmente difícil que un juego tan arcade ofrezca estas posibilidades sin traicionar su esencia, pero la obra de Mikami consigue hacerlo funcionar de maravilla, logrando de paso aumentar la rejugabilidad del título puesto que se puede encarar de de formas muy distintas.
La primera "pasada" de Vanquish puede durar entre unas 6 y 8 horas sin contar los desafíos que se van desbloqueando mientras se juega el modo principal.
En un género donde ya parecía casi todo inventado, Platinum ha sido capaz de crear algo con una marcada personalidad (jugable) propia sobre la base de manidos clichés temáticos y argumentales. Aunque sus no demasiado espectaculares ventas y la marcha de su director del estudio no le auguran un futuro demasiado halagüeño, Sam Gideon se merece sin ninguna duda continuar su lucha ¿lo conseguirá?