Tras varios retrasos la obra de Obsidian llegó a las tiendas con un largo periodo de desarrollo a sus espaldas. ¿Justifican los resultados la espera?
Plataforma:
PlayStation 3 Tipo
de juego: WRPG Desarrollador:
Obsidian Entertainment Editor/Distribuidor:
Sega
Nº
de jugadores: 1 Versión:
PAL Año:
2010 Disponibilidad:
A la venta en España
A Michael Thorton, el nuevo recluta de Alpha Protocol, una agencia de inteligencia secreta de los Estados Unidos, le asignan su primera misión de campo en Arabia Saudí, donde tendrá que investigar a la organización terrorista Al-Samad y liquidar a su líder, Shaheed. Una tarea más o menos rutinaria en el mundo de las operaciones de espionaje clandestinas que acaba con Thorton tratando de abortar una conspiración a escala global debido a las conexiones del grupo integrista con un importante contratista de armamento norteamericano.
Los numerosos retrasos sufridos por Alpha Protocol durante su proceso de desarrollo no le sentaron nada bien a un apartado gráfico, que si ya no era rompedor desde el punto de vista técnico cuando el título fue anunciado, se vio completamente superado por muchos otros juegos en el momento de su comercialización. A pesar de emplear un motor de reconocida solvencia que se ha convertido casi en un estándar en la actual generación de consolas, el Unreal Engine 3, la apariencia visual no despega en ninguno de sus aspectos. Los personajes no están demasiado detallados ni cuentan con animaciones dignas de mención, siendo especialmente preocupante la falta de expresividad en muchos momentos, dado el gran número de conversaciones que tienen lugar durante la historia. Los entornos son genéricos, poco inspirados en general y pasan bastante desapercibidos. Los efectos brillan por su ausencia, con excepción del fuego en ciertas misiones. En algunos instantes es posible apreciar un cierto retraso en la carga de las texturas, nada importante, pero no deja de ser molesto.
El reparto de voces cuenta con algunos profesionales de reconocido prestigio en el mundo del doblaje anglosajón ocupando papeles secundarios, quedando el protagonista para un actor con menos experiencia. La banda sonora es un tanto discreta, se adapta bien a la acción pero carece de melodías dignas de ser recordadas. Los efectos sonoros son bastante completos, no hay dos armas ni dos explosiones que suenen exactamente igual.
Antes de iniciar la carrera en los servicios de inteligencia del Sr. Thorton, nos encontraremos con unas pocas opciones de personalización del mismo: pelo, tono de piel, vello facial, accesorios... Bastante limitadas y carentes de gracia la mayoría, a decir verdad. Tras ello hay que decidir como se repartirán los puntos de habilidad disponibles inicialmente entre las distintas categorías que abarcan desde el manejo de armas al sigilo, pasando por el combate cuerpo a cuerpo o los conocimientos técnicos. Como guía hay unos cuantos perfiles predefinidos, pero es posible desecharlos y potenciar cada capacidad libremente.
Los primeros sorbos, del juego no son del todo agradables, el control da la sensación de ser un tanto tosco y esto unido a que la escasa pericia de Thorton a esas alturas lo convierten en un auténtico patán, hacen que las primeras misiones sobre el terreno sean bastante más complicadas de lo que deberían; disparos perfectamente apuntados que no dan en el blanco o coberturas más que aceptables que se quedan en nada ante las nulas capacidades de infiltración del agente novato serán compañeros frecuentes de viaje durante las horas iniciales. Como sucede en muchos títulos en los que el acúmulo de experiencia mejora tanto al jugador como al personaje que controla, hacia el final del juego el protagonista será un auténtico ejército de un sólo hombre capaz de proezas sobrehumanas, pero hasta que ese momento llega hay que lidiar con las limitaciones de un espía inmaduro.
La producción de Obsidian se definió en todo el material promocional enviado a los medios como un "RPG de espionaje", intentando evitar de este modo que tras las primeras imágenes distribuidas de la misma fuera encasillada como un mero remedo de Splinter Cell. Pese a ello no se pueden negar ciertas semejanzas con la serie de Ubisoft, temática al margen, como los minijuegos para el pirateo informático y el forzado de cerraduras o la importancia del sigilo en varias situaciones. Sin embargo Alpha Protocol desarrolla una personalidad propia desde los primeros minutos de partida, y no me refiero a la posibilidad de comprar nuevas armas y equipo en el mercado negro o a los puntos de experiencia recibidos por cada misión exitosa que ayudan a desarrollar las habilidades de Thorton, sino a su sistema de consecuencias. Las acciones y, sobre todo, las conversaciones que mantenga el jugador con PNJs tendrán una gran importancia en el discurrir de los acontecimientos, (casi) nada es inocuo. Tratar mal a un confidente, puede hacer que te descubra ante sus contactos, matar a un traficante de armas puede disminuir el arsenal disponible para los terroristas, pero también acaba con una posible fuente de información... Se echa en falta que esto afecte a la naturaleza de las misiones o a sus objetivos principales, ya que independientemente de comportamiento del protagonista este afrontará los mismos niveles, cambiando las variables de los mismos, pudiendo contar con aliados que le facilitaran lo vida o por el contrario con enemigos mejor equipados o más numerosos, según los "vientos" que haya ido sembrando a lo largo de la aventura.
Sin pisar el acelerador Alpha Protocol puede durar unas 8 ó 10 horas, aunque su esquema de diálogos, lo hace bastante rejugable, más por curiosidad que por otra cosa, ya que los personajes no se cortaran lo más mínimo a la hora de replicar al amigo Michael si este se comporta de forma indeseable con ellos, cosa que se suele hacer en la segunda pasada del juego para evitar la monotonía, no nos engañemos.
Una intentona de renovar los juegos de espionaje y los RPG occidentales, casi nada, por parte de Obsidian que se queda un poco en tierra de nadie. Los cambios prometidos están ahí, pero tal vez no son del calado esperado, la parte técnica no acompaña y el control no es todo lo bueno que sería deseable. Tras un proceso de producción tan largo, es inevitable sentirse un tanto decepcionado por el resultado final.