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Cariño e Ilusión
Autor: SamSolo, 14-12-2002

"Resulta curioso ver como va pasando el tiempo, hace no demasiado tiempo compraba mi primera Dreamcast, con gran ilusión, hacía ya años que no entraba una consola a mi casa"

Resulta curioso ver como va pasando el tiempo, hace no demasiado tiempo compraba mi primera Dreamcast, con gran ilusión, hacia ya años que no entraba una consola a mi casa, y pocos los videojuegos que jugaba por aquel entonces, algunos en mi PC, al cual le dedicaba más tiempo que a dormir por cuestiones laborales y académicas. Ilusión era lo que traía aquella cajita de color blanco con la preciosa espiral azul. Playstation ya había pasado por mis manos en mis visitas familiares, y sus juegos, aunque de calidad, no habían conseguido llamarme, casi todos podía tenerlos en mi PC con mejor calidad técnica, al menos los que a mí me gustaban. También había una cierta reticencia a adquirir una PSX, por aquello de que no me gustan demasiado los monopolios y me suelo identificar más con el débil de la contienda, en esta caso Sega.

El tiempo pasó, poco a poco fui consumiendo productos relacionados con DC, juegos sobre todo, y no pocos periféricos, hasta que la hora del cierre llegó. Luego el mercado se fue enfriando, los juegos dejaron de publicarse, especialmente en España, y la máquina comenzó a languidecer olvidada por sus creadores, abandonada a su suerte; lo único bueno que trajo esto fue la bajada de precios del material de Dreamcast.

Durante un tiempo no te afecta el cierre de actividades relacionadas con tu máquina, seguro que con el nivel de consumismo que le has propiciado tendrás bastante material como para disfrutarla durante una buena cantidad de meses. Pero todo termina, y la ilusión con la que mirabas la preciada máquina se va diluyendo poco a poco, tornándose en cariño; cariño por las horas que pasaste usándola, solo o en compañía de amigos y seres queridos, horas de sueño que perdiste terminando aquel juego, horas en definitiva de diversión que te ha dado.

Pero la ilusión sigue ahí, latente, esperando asaltarte como un felino agazapado en la maleza, y un día sin previo aviso te atrapa, nuevas imágenes, nuevos juegos, nuevas sensaciones. Realizas tu compra, apuestas fuerte por una nueva consola, y poco a poco vuelve a repetirse el ciclo, la estantería vuelve a rellenarse a base de dinero, e ilusión, a veces con productos muy buenos, a veces no tanto, una vez más estás en la cresta de la ola.

Pero aun sigue ahí esa extraña sensación, las nuevas ilusiones te alegran la vida, hacen que valga la pena esperar hasta el final de mes, cuando sale ese bombazo que llevas meses esperando y para el que tanto has ahorrado; pero esa sensación te sigue atenazando, ¿dónde está la magia? Puede que conectes otra vez tu vieja consola, y puede que vuelvas a poner ese juego que tan buenos recuerdos te trae, y entonces comprenderás que no siempre lo más nuevo es lo mejor, y que quizá el correr demasiado te encierra en una espiral que no sea lo mejor para ti.

Cariño e ilusión, no por lo que en si son, sino por lo que con ellas haces y por lo que junto a ellas vives. Estas dos palabras son las que hacen que este mercado, el del videojuego, sea diferente a tantos otros, con sus aspectos negativos por supuesto, pero sobre todo, con los positivos.

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