Nuevo capítulo de la saga Virtua Tennis que a falta de novedades jugables notorias, hace de la detección de movimientos y del 3D su principal reclamo.
Plataforma:
PlayStation 3 Tipo
de juego: Deportivo Desarrollador:
Sega R&D2 Editor/Distribuidor:
Sega
Nº
de jugadores: 1 Versión:
PAL Año:
2011 Disponibilidad:
A la venta en España
Tras el paso por las manos de Sumo Digital en 2009, la saga deportiva por excelencia de Sega durante la última década, Virtua Tennis, vuelve a sus creadores para una nueva entrega numerada. El equipo de Mie Kumagai, anteriormente conocido como AM3 o Hitmaker y ahora integrado en la siempre cambiante estructura de Sega R&D2, toma las riendas de Nadal, Federer y compañía haciendo bandera una vez más de la impronta arcade que hace más de diez años los llevó a lo más alto.
Los entornos más o menos reducidos y controlados que propicia un juego de tenis hacen que los modelados de los tenistas posean un gran nivel de realismo y que las canchas luzcan tan coloristas como de costumbre en la saga. Las animaciones, uno de los tradicionales puntos fuertes de los Virtua Tennis, dejan una sensación agridulce. Si bien durante el juego todos los tenistas gozan de animaciones propias y se pueden reconocer sin ningún problema las formas de golpear la pelota características de cada uno de ellos, entre punto y punto y al final de los encuentros todos se mueven del mismo modo y realizan los mismos gestos; las transiciones entre animaciones cuando el personaje que controlamos se recoloca automáticamente para devolver la bola en algunos casos tampoco son demasiado afortunadas. Los primeros planos de los graderíos durante las repeticiones o las celebraciones, presentes en la primera entrega continúan desaparecidos.
La banda sonora se basa nuevamente en composiciones de música electrónica, con la salvedad de la canción que acompaña a la intro, una pieza... sorprendente, al menos para un juego deportivo. Los locutores que anuncian el marcador y el servicio están doblados al castellano.
Con pequeñas variaciones, la jugabilidad de este cuarto episodio sería perfectamente reconocible para cualquiera que únicamente hubiera probado el título original en 1999 y no hubiera empuñado la raqueta virtual desde entonces. La anticipación a la hora de saber a donde irá el tiro de rival para poder situarse y mantener pulsado el botón del golpe deseado y la dirección del mismo son las claves del juego. Tal vez en esta ocasión el posicionamiento automático del tenista a la hora de golpear en la dirección red-línea de fondo sea más acusado.
A los tres golpes disponibles durante los últimos años, el liftado, el cortado y el globo se añade el "supergolpe", un tiro de potencia y colocación superiores a las normales y que sólo se podrá realizar cuando se rellene una barra de concentración durante los peloteos. La forma de aumentar este indicador variará según el tipo de tenista que se esté manejando, en el caso de Nadal, que se corresponde al tipo "defensa sólida", se hará devolviendo golpes desde más atrás de la línea de fondo mientras que si controlamos a Roddick (tipo "buen servicio") lo haremos si empleamos una clase de juego de saque y volea.
El corazón del modo para un jugador, el Campeonato Mundial, plantea nuevamente el reto de llevar a lo más alto del ranking a un tenista personalizado a través de cuatro temporadas, realmente periodos preparatorios que culminan en cada uno de los Grand Slam, sin licencias por supuesto; más una quinta extra a la que se podrá acceder si finalmente conseguimos codearnos con las mejores raquetas del planeta. El desarrollo de las temporadas se realiza mediante un tablero, de forma aleatoria se concederán al jugador vales de movimiento para que se desplace por el mismo hasta llegar a la sede del Grand Slam correspondiente. Por supuesto las casillas están pobladas de los clásicos minijuegos que ayudan a mejorar el rendimiento de nuestro personaje, torneos satélites, tanto de individuales como de dobles, o Masters Series para escalar puestos en la clasificación, partidos de exhibición, hoteles para recuperar fuerzas, actos promocionales, etc. No es excesivamente largo, pero sí rejugable, ya que al finalizarlo se almacenan las habilidades que haya ganado nuestro jugador y poder estar así mejor preparados para alcanzar metas más altas la siguiente vez que decidamos intentarlo. Por supuesto siguen presentes el modo arcade y el multijugador local, a los que hay que añadir uno que permite disputar varios minijuegos y otro denominado "En Movimiento" que está destinado a disputar partidos con PlayStation Move.
El juego en línea tampoco podía faltar, pudiéndose disputar encuentros válidos para el ránking online o bien meros partidos de exhibición, nada demasiado sofisticado pero que debería de servir para matar el gusanillo ocasional, el problema es que el funcionamiento del servicio es irregular, a ratos, infame. No estoy hablando de un molesto lag ocasional o algo similar sino de sesiones de PSN que se desconectan mientras se buscan contrincantes, partidos que no llegan a arrancar, cuelgues de la máquina... a veces da la sensación de estar intentando jugar en línea con un título del siglo pasado en el que es difícil conseguir disputar tres partidos seguidos sin alguna incidencia. Es cierto que hay días en los que el rendimiento llega a ser aceptable, pero una saga del peso de Virtua Tennis se merecía mucho más, y sus seguidores también.
Esta cuarta entrega de la serie tenística por antonomasia es una correcta actualización de la misma, modo online al margen. Siguiendo la senda marcada hace más de diez años, apostando por una jugabilidad rápida y sin complicaciones que continúa teniendo su público, aunque ya no impacte tanto como en tiempos de Dreamcast.